Aunque el hierro forjado ya no se produce a escala comercial, sigue siendo un material ampliamente utilizado que últimamente comenzó a registrar un aumento en la popularidad. Numerosos productos que ahora se describen como hierro forjado, tales como barandillas y puertas, en realidad están hechos de acero dulce. La razón por la que se los describe como hechos de hierro forjado es debido a su historia.
Las primeras barandillas fueron de hierro forjado y este material continuó usándose hasta fines del siglo XIX, cuando el acero comenzó a popularizarse y reemplazarlo. En la época victoriana, las puertas y barandas decorativas de hierro forjado eran una declaración y un símbolo de estatura y bienestar.
El proceso de mantenimiento de las barandillas de hierro forjado incluye una variedad de aspectos. Algunos signos de deterioro pueden incluir la presencia de superficies desiguales, lo que sugiere que hay corrosión debajo de la pintura, manchas de color óxido o la presencia de un residuo aceitoso en la superficie de la pintura, lo que sugiere que la pintura a base de aceite se está rompiendo.
Cualquier señal de daño debe ser tratada adecuadamente. Las partes corroídas deben cuidarse utilizando un cepillo de alambre, un cincel o papel de lija tan pronto como se descubra el daño. Nunca pinte sobre el óxido y asegúrese de que la superficie esté limpia y bien preparada. Además, asegúrese de que la pintura fresca sea compatible con la herrería y las capas de pintura existentes.
